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San Vicente ha sabido mantener sus raíces y tradiciones populares, al tiempo que se ha convertido en una urbe moderna, cosmopolita y pensada para las personas. Cuenta con edificios singulares como la iglesia de San Vicente Ferrer, la Casa Consistorial, el Mercado Municipal o el Ayuntamiento, además de hitos arquitectónicos como la Biblioteca municipal, la Facultad de Educación o el Jardín Vertical de seis pisos de altura. Dispone además de un museo en la rehabilitada Almàssera dels Assegadors que permite al visitante conocer el proceso de elaboración del aceite de oliva en una antigua almazara.
San Vicente del Raspeig atesora una larga tradición festera, con la celebración en abril de las Fiestas Patronales y de Moros y Cristianos y en julio las de Hogueras y Barracas, ambas declaradas de Interés Turístico Provincial.
La iglesia fue levantada en el año 1803 sobre una antigua ermita, cuya construcción se justifica por la visita que realizó San Vicente Ferrer, patrón del municipio, al caserío del Raspeig en el siglo XV. El estilo de la iglesia, ubicada en la Plaza de España, corresponde al Neoclásico y en su fachada se pueden observar dos columnas con el fuste liso. La planta de la Iglesia tiene una estructura en cruz latina con capillas laterales y en el centro se levanta una gran cúpula rematada por una veleta. La torre principal de la iglesia fue destruida en la segunda mitad del siglo XX debido a su mal estado y actualmente la que existe es una réplica de la anterior.
San Vicente es una ciudad viva, con una intensa actividad cultural y comercial. Un municipio que invita a pasear por sus calles y plazas y a disfrutar de la hospitalidad de sus gentes.
Bienvenido a San Vicente, una ciudad para vivir. Una experiencia que querrás contar.
Iglésia de San Vicente Ferrer